Gran parte de lo que sabemos sobre el cobre en nuestros días ya lo conocían nuestros antepasados hace miles de años. Aunque nos cueste creerlo, se trata de un material que, por sus características de durabilidad y seguridad, se ha empleado a lo largo de la Historia para multitud de tareas, y hoy en día está mucho más presente en nuestra sociedad de lo que podríamos pensar.
Las redes de comunicaciones de nuestro mundo, hasta hoy mismo, están compuestas fundamentalmente por hilos o pares de cobre (aunque en muchos lugares empiecen a ser reemplazados por la tecnología de fibra óptica). Un rápido vistazo a nuestro alrededor nos revelará otros muchos objetos diversos que cuentan en su interior con partes de cobre fundamentales: los ordenadores, los móviles, los reproductores de música…
La versatilidad es una de las principales virtudes del cobre. Así, no sólo se aprovecha para la industria tecnológica o electrónica; también se encuentra, aunque sea invisible a nuestros ojos, en las construcciones o en los aparatos de calefacción. En esto último juega un papel importante su seguridad: al no ser un material inflamable, no se corren riesgos en caso de incendio o de fuga de gases. En lo referente a las fachadas de nuestras casas, se presenta como un elemento resistente a las corrosiones y a la acción de agentes ambientales, debido a la pátina de protección que crea su superficie.
Por otro lado, las antiguas tuberías y cañerías de plomo de nuestra red de abastecimiento están empezando a ser sustituidas por otras de cobre. El motivo es que el agua que transita por ellas es más saludable: los gérmenes no se adhieren con la misma facilidad, y según recientes estudios el nivel patógeno es un 99% menor en cualquier objeto fabricado en cobre.
efectivamente el cobre es de los más nobles de los metales y con múltiples aplicaciones, además de la artesanía, que han hecho que sea muy apreciado, cada vez más
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Me ha gustado mucho el post, ¡seguiré el blog a partir de ahora!
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