Una atractiva forma de decorar es el narciso. Muchas familias las suelen utilizar para poder brindar una belleza inigualable a una habitación. Para que esta planta se pueda conservar de una manera correcta es necesario que el suelo sea húmero, fértil y que tenga un buen drenaje. Las flores que presenta son blancas o amarillas, dependiendo de cada estilo y se caracterizan por una base estrecha y tubular. Además, cuenta con tres pétalos y un apéndice central o corona. El sol resulta fundamental para que puedan sobrevivir adecuadamente, aunque se desarrollan en la sombra parcial.
Una flor bulbosa de la familia de las amarilidáceas, así la describen los expertos en jardinería que tienen un gran conocimiento sobre este elemento. El origen es de Europa meridional y es una de las plantas ornamentales más cultivadas según Consumer / Eroski. La cultivación de los narcisos se hace a través de bulbos que necesitan un riego constante. De lo contrario no se podrá apreciar de esta flor durante un lapso de tiempo muy largo, sino que se marchitará rápidamente.
Un buen consejo que otorgan los profesionales es expandir una capa protectora de mantilo en la superficie en la que se encuentran. El objetivo de esta acción es que no se vean perjudicadas a causa de las heladas, ya que estas pueden ser causantes de grandes problemas. Además, la profundidad que se recomienda para plantar los bulbos depende de los tamaños de los mismos, así como también de los materiales que forman el terreno. Pero por lo general, lo ideal es que se duplique la medida del bulbo.
Por otra parte, otro tema que es de gran interés es la distancia entre los bulbos. Esta debe ser de al menos diez centímetros, debido a que una proximidad excesiva puede provocar una densidad muy grande entre el follaje de las flores.
